Prácticas del Parque del Retiro

ANA GARCÍA ESPINOSA


Bellver, R., El Ángel Caído, 1878. Parque del Retiro, Madrid.




Este grupo escultórico es el reflejo del momento cumbre del prolífico autor Ricardo Bellver, artífice de otras obras como El Cacique Tucapel, un David, un busto del Gran Capitán, o el monumento a Juan Sebastián Elcano.

Realizada en bronce fundido en la Casa Thiebaut-Fils de París, en un primer momento fue ejecutada en yeso y presentada en la Exposición Nacional de Bellas Artes y en la Exposición Universal de París, donde obtuvo grandes resultados que posibilitaron su gran fama.

Esta obra representa el momento en el que Lucifer cae del Cielo, sobre una roca. Podemos observar las serpientes enroscándose alrededor de su cuerpo, símbolo del Mal, y a las que podemos encontrar en otras representaciones y narraciones de carácter cristiano, como el momento en el que Eva sucumbe a la tentadora proposición de la serpiente, una imagen frecuente en el paleocristianismo, que podemos encontrar en lugares como las catacumbas.

El cuerpo mide 265 cm. de altura, en el que vemos la gran atención a la anatomía que presta el autor al ser alado, de carácter naturalista, que refleja gran tensión, una tensión también expresada por el rostro de Lucifer. Seguramente las obras que más influenciaron al autor a la hora de su creación fueron el Laocoonte y los frescos de Miguel Ángel.

En un principio fue adquirida y trasladada al Museo del Prado, pero pocos meses después, en ese mismo año, 1879, se trasladó a su ubicación actual, donde se colocó sobre un pedestal octogonal decorado en su base con criaturas de carácter feísta, las que actualmente son usadas como surtidores de agua que conforman la fuente, todo ello obra de Francisco Jareño.

A pesar de estar situada en el Retiro, debemos mencionar que nunca fue propiedad municipal, sino una pieza del Museo del Prado que fue depositada en un lugar público como mobiliario urbano, aunque con evocación de permanencia debido a su colocación en un pedestal (Reyero 2003).


Benlliure, M., Escultura Ecuestre del General Martínez Campos, 1907. Parque del Retiro, Madrid.




Monumento realizado por Mariano Benlliure y que fue inaugurado en el año 1907 por Alfonso XIII. La Junta que realizó el boceto de dicho monumento fue presidida por el Marqués de Cabriñana, encargado de escoger el mejor para la representación de esta personalidad militar, tal y como reza la inscripción del pedestal de la estatua.


Está realizada en bronce y su pedestal, en mármol y piedra caliza. En él podemos leer la inscripción, que dice en la parte del frente: “Al General Martínez Campos modelo de patriotas y soldados de España”.

Este General participó en la Guerra de África, bajo las órdenes de Prim, en la Campaña de México en el año 1862, y también en los conflictos de Cuba, con la Paz de Zanjón de 1874, además de en otras campañas militares. Pero el acto que llevó a cabo y por el que más se le recuerda es la restauración de la monarquía borbónica, cuando proclamó rey de España a Alfonso XII.

Le vemos representado con un gran realismo en una actitud que refleja sus dotes de mando y las aptitudes que le permitieron participar en campañas tan importantes para el país como las antes mencionadas. Muestra su fortaleza, sus dotes de observación y de razonamiento tan necesarias en el campo de batalla. Es un conjunto armónico integrado por el General y por el caballo, con unas formas muy estudiadas y conseguidas que no dejan espacio al error.

Las curvas y las formas del caballo están hechas con delicadeza, expresada incluso en cómo se apoya el caballo sobre tres patas, con el cuello girado hacia un lado en una pose grácil y sencilla. Su cabeza está en escorzo y de ella salen las riendas que sujeta Martínez Campos con una mano, mientras que la otra la tiene apoyada sobre su pierna, en señal de fortaleza.

Debemos destacar también cómo Benlliure ha conseguido reflejar el movimiento provocado por el viento en la ropa del militar y en las crines del caballo.

Respecto al pedestal, y para finalizar, no podemos olvidar su forma, que imita a un montículo rocoso que tiene en relieve escenas de campañas militares en las que participó Martínez Campos, con sus fechas, además de elementos de artillería propios que hacen alusión a la guerra.

Grases Riera, J., Monumento a Alfonso XII, 1922. Parque del Retiro, Madrid.




El diseño del monumento pertenece a José Grases Riera, aunque las estatuas de su interior fueron realizadas por artistas plásticos del calibre de Benlliure, al que se le encomendó la realización de la estatua central, la del propio Rey.

Algo que marca a José Grases Riera es la combinación de varios materiales, jugando con ellos, entre los que se encuentran diversos metales (bronce en este caso), piedra (granito y piedra de Colmenar) y mármol.

Aunque fue inaugurado en 1922, el proceso para su construcción comenzó en 1886, de modo que podemos ver que fue un proyecto que se alargó bastante en el tiempo. Esto se debió a que aunque en un principio la aprobación de su construcción fue muy rápida, el proceso para elegir al encargado del proyecto no lo fue, posponiéndose por los conflictos bélicos del país o por la atención que debía prestar la monarquía a su asentamiento tras la Restauración. En un principio ya se había establecido que se financiaría su construcción por suscripción popular y qué autores formarían parte del proyecto, pero debido a las numerosas quejas en 1902 se vieron obligados la monarquía y la Comisión encargada del proyecto a realizar un concurso público para que todos los artistas que lo deseasen pudiesen presentar sus propuestas, momento en el que fue elegido José Grases Riera, que tomó como modelos el monumento a Guillermo I de Berlín y el monumento a Víctor Manuel II en Roma.

Como parte del monumento había 24 obras escultóricas que se encargaron a los mejores escultores españoles de la época.

Para poder analizar las partes que forman el monumento lo dividiremos en tres partes:

Plataforma

Está entre la columnata y la escalinata que da al lago. Tiene cinco calles, delimitadas por leones (figura protectora y muy importante para la monarquía) en la parte más alta y por sirenas sobre animales en la más baja, realizadas por Antonio Alsina, Rafael Arteche, Antonio Perera y Antonio Coll. En un principio los leones estaban hechos en piedra, pero fueron sustituidos hace pocos años por los que podemos ver hoy en día, diseñados en su origen por Agapito Vallmitjana y Pedro Estány.



Columnata

Es el límite del monumento. Tiene forma semicircular y está dividida en dos cuartos. En el friso están los 49 escudos de las que eran entonces las provincias de España. Esos cuartos terminan en los denominados pilarotes, formados por ocho pilastras anexas al final del muro, dando una forma cuadrada.

Poseen una rica decoración, sobre todo en los remates, pero lo más destacado son las cuatro estatuas de sus pies, referentes a la Industria y al Comercio (una mujer desnuda que intenta cubrirse con una túnica) obra de José Clará; las Artes (una mujer sentada que sostiene en su mano derecha la Victoria de Samotracia y en la izquierda una paleta, de un marcado carácter clásico), hecha por Joaquín Bilbao; la Agricultura  (una mujer que sujeta unas espigas y un cetro en la otra mano) de José Alcoverro, y la Ciencia (mujer portadora de libros, instrumentos geométricos y el globo terráqueo).



También encontramos parejas de leones con niños, que aunque estos están jugando, los leones no olvidan su labor de guardianes.

A su vez, aparecen también representaciones escultóricas del Ejército por José Monserrat y de la Marina, por Mateo Inurria.




Cuerpo central

Está integrado por la estatua ecuestre de Alfonso XII y numerosas esculturas adosadas al pedestal. En la parte baja encontramos un zócalo en cuyos lados se iban a colocar planchas de bronce con decoración en relieve, pero solamente se colocaron tres, estando el lado principal ocupado por la entrada a la cripta. Estas tres planchas representan la Instauración de la monarquía, de Pedro Carbonell, La Paz, de Miguel Blay, y la Caridad Real, de Coullaut Valera.



Por encima de estos zócalos hay unos salientes que sirven como elemento sustentante de varios grupos escultóricos, que son: La Paz, también de Miguel Blay, La Libertad, de Aniceto Marinas, y el Progreso, de Miguel Ángel Trilles. Todas estos grupos escultóricos prestan una gran atención a la anatomía y dan muestra de dinamismo y movimiento, además de fuerza y vigor, siendo un claro ejemplo el último que mencionamos más arriba.



En el lado que nos falta por mencionar se encuentra la entrada de la cripta sobre la que está posada un águila, símbolo de la realeza y del poder.



Ahora pasamos al cuerpo anterior al de la estatua, clara obra de Grases Riera, en el que juega con la alternancia cromática del bronce y de la piedra y en cuyos lados representó medallones con las virtudes.




Por último, encontramos la peana y la estatua ecuestre del difunto rey, de estilo majestuoso y diseñada por Mariano Benlliure. En ella se pretende representar el afán pacificador del monarca, aunque sin perder su firmeza. Ésta estatua tiene un gran realismo, representando la indumentaria de Capitán General del Rey así como sus rasgos anatómicos.



BIBLIOGRAFÍA

  • REYERO, C., “Monumentalizar la capital: la escultura conmemorativa en Madrid durante el siglo XIX” en LACARRA DUCAY, M.ª C. y GIMÉNEZ NAVARRO, C., Historia y política a través de la Escultura pública 1820-1920, 2003, Zaragoza, pp. 46.


  •  A. KAHLE, X. y GUERRERO SERRANO, T., “La obra del escultor Ricardo Bellver”, Bellas Artes, 6 (2009), pp. 297-319.

  • CABEZÓN PÉREZ, M.ª P., “Mariano Benlliure en el Museo del Ejército”, Militaria. Revista de Cultura Militar, 2 (1990), pp. 13-33.


  •      LÓPEZ ULLOA, F., “José Grases Riera en la innovación constructiva de Madrid del último tercio del siglo XIX y primeros años del XX” en Congreso Nacional de Historia de la Construcción, Burgos, 7-9 junio 2007.


  •         http://www.unaventanadesdemadrid.com/madrid/retiro-monumento-alfonso-xii.html


MAR COMÍN DA CASA 
El parque del Retiro se encuentra en el centro de Madrid y es considerado uno de los pulmones de la ciudad, así como una importante zona de recreo y ocio para sus habitantes. Este parque fue propiedad de la realeza española y se conocía como el Real Sitio del Buen Retiro. Sin embargo, en la actualidad, tras muchos destrozos y cambios, se ha convertido en uno de los parques públicos más bonitos y visitados por todos los madrileños. 
Palacio de Cristal en otoño, Parque del Retiro, Madrid

Un paseo por este parque es muy recomendable en cualquier época del año, pero sin duda alguna otoño es mi estación favorita, siempre y cuando no llueva claro. En este momento es cuando se puede observar su mayor colorido, ya que, gracias a la gran cantidad de especies arbóreas y flores que hay, cada árbol, flor o planta empieza a perder sus hojas en momentos distintos creando unas preciosas tonalidades de marrones, verdes y rojos, que conforman una visión preciosa.

Una de las partes del Retiro por la que más me gusta pasear es la Rosaleda, esta sí
La Rosaleda (1914-1915) por Cecilio Rodríguez, Parque del Retiro, Madrid
que es mejor verla en primavera cuando todas las flores están abiertas. La rosaleda se construyó entre 1914-1915 por don Cecilio Rodríguez, el cual se inspiró en la rosaleda que creo Forestier en París conocida como “Bois de Boulogne”. Se encuentra ubicada en la cabecera sur del Paseo de Coches y tiene una estructura semicircular. En su interior se encontraba el invernadero del Marqués de Salamanca, conocido como la Estufa. Sin embargo, fue destruido durante la Guerra Civil, por lo que en la actualidad solo se encuentra la Rosaleda, la cual fue repoblada con nuevas especies de rosas aumentando aún más la belleza que tenía entones. Aquí se pueden observar los más extraños y exóticos tipos de rosas, alcanzando una altísima variedad y belleza. Sin duda alguna un sitio muy recomendable para visitar con tus amigos, familia y, porque no, para dar un paseo romántico.




Las Jardines de Cecilio Rodríguez (1920)
 por Cecilio Rodríguez y Ramón Ortiz Ferré
Parque del Retiro, Madrid
Otro de mis sitios favoritos del Retiro,  también obra de Cecilio Rodríguez, son los Jardines de Cecilio Rodríguez, nombre original donde los haya. La función de estos jardines fue la de alargar la Casa de Fieras, un pequeño zoológico que se encontraba en los actuales jardines de Herrero Palacios (otro paseo más que recomendable), hacia el interior del Retiro. Las obras se iniciaron en 1920 y se finalizaron tras la Guerra Civil bajo las órdenes de Ramón Ortiz Ferré. Lo más característico de estos jardines es su gran simetría, el orden que domina toda su organización y la forma en los que se fusión los elementos vegetales y constructivos. Los jardines están compuestos por unos alargados estanques, con unos setos bajos, a los que se unen unas preciosas pérgolas cubiertas por hiedras. A pesar de que otoño es mi estación favorita para pasear y disfrutar del retiro, en primavera es muy agradable pasear por este paseo donde te puedes llevar la sorpresa de cruzarte con los pavos reales que pasean libremente por ahí.


El retiro es sin duda uno de los parques más hermosos que conozco, ya que a parte de sus jardines, está poblado por esculturas y construcciones diversas que no hacen sino ampliar aún más su belleza. Así que, si aún estas dudando ¿Qué haces que aún no has ido a dar un paseo por este increíble parque? Desde luego una experiencia de la que nunca te arrepentirás.

Y para todos aquellos que quieran conocer un poco más sobre la historia del Retiro les recomiendo que se lean Jardines de Madrid I. EL RETIRO de Ramón Guerra de la Vega, y Buen Retiro de Carmen Ariza Muñoz.

¡Disfrutar de la visita!


Jardines de Cecilio Rodríguez, Parque del Retiro, Madrid





IRENE DE PAZ PATIÑO



El Parque del Retiro es la gran zona verde de Madrid, el “pulmón de la ciudad”. Dar un paseo por allí significa contemplar jardines y esculturas de distintas épocas, y es una muy buena forma de relajarse y desconectar de la vida estresante de la ciudad. Yo he explicado tres de mis esculturas favoritas del Parque, y recomiendo a todo el mundo que las eche un vistazo.


Francisco Javier MARTIÁTEGUI y José TOMÁS y GENEVÉS, Fuente de Isabel II (Fuente de los Galápagos), 1832. Piedra y bronce fundido. Parque del Retiro, Madrid.

Fue llevada a cabo como monumento conmemorativo del nacimiento de Isabell II. Diseñada por Francisco Javier Martiátegui y construida por José Tomás y Genevés, se encuentra en la Plaza de Nicaragua, en el ángulo noroeste del estanque. Su inauguración tuvo lugar en 1832 y fue en la zona conocida como la Red de San Luis, concretamente en el final de la Calle de la Montera, al lado de Gran Vía. Luego fue trasladada a la Plaza de Santa Ana en 1868 y, por último, a su ubicación actual en 1879 por el arquitecto José Urioste.

Su base tiene forma circular escalonada para simular una especie de cascada de algas. Cuatro pilastras en las que hay dos ranas y dos tortugas de forma intermitente, se sitúan encima de unas conchas de piedra que recogen el agua que cae por las bocas de los animales. José Tomás realizó las esculturas en piedra de Colmenar y bronce. Sobre la base se encuentran cuatro ángeles sobre unos delfines cuyas colas están entrelazadas, que están enredadas alrededor de una columna que parte hacia arriba, que al final se abre en forma de corola, sobre la cual se posa una caracola. 

Las flores que actualmente rodean a la fuente hacen que, a mi gusto, destaque sobre las demás, porque es mucho más llamativa. Además la zona en la que se encuentra, al lado del estanque, hace que a nadie le pase desapercibida.


Ricardo BELLVER, Ángel Caído. 1877. Bronce fundido. Parque del Retiro, Madrid.


Esta fuente está situada en una glorieta que tiene su mismo nombre, en el Paseo del Duque de Fernán Núñez. La estatua se hizo en Roma, pero se trajo a Madrid y le valió una Medalla de Oro en la Exposición Nacional de 1878 a su autor. En origen era de yeso, pero fue pasada a mármol y fundida a bronce por ser los únicos materiales aceptados en la Exposición Universal de París, donde ganó una Mención de Honor. La instalación total de la obra en el Parque del Retiro tuvo lugar en 1886.

Mide 7m de alto, y el diámetro de la taza es de 10m. La escultura que preside el conjunto representa al demonio en el momento en que es expulsado del Paraíso y está inspirado en un pasaje de Milton. Mide 2,65 m y aparece apoyado sobre una roca. Su cuerpo se encuentra aprisionado por los pies porque una culebra lo rodea. Vemos la rabia en la posición de sus brazos, quejándose hacia el cielo, y tanto su rostro como todo su cuerpo se ve alterado por el terror y el sufrimiento. Una de sus alas sigue erguida, lo que nos hace recordar el Ángel que ha sido.

Francisco Jareño hizo el pedestal en 1880 en el que aparecen mascarones de bronce de caras demoniacas que vierten agua sobre un pilón de forma octogonal. Se cree popularmente que es la única representación del diablo en escultura, pero en la Ciudad de Méjico hay otra que se conoce como La Independencia.

No cabe duda es que esta escultura es magnífica en cuanto a la expresividad, propia del Romanticismo, aunque también tiene influencias barroca y helenística. Provoca mucha expectación, siendo una de las más famosas del Parque y que todo el mundo quiere visitar. 



Lorenzo COULLAUT-VALERA, El Monumento a Ramón de Campoamor, 1914 . Mármol y bronce. Parque del Retiro, Madrid.


Este monumento del Realismo dedicado a Ramón Campoamor fue inaugurado en 1914 y construido por Lorenzo Coullaut-Valera. Se encuentra localizado en la Avenida de Fernán Núñez. Mide son 4 m de alto y 2,36 m de ancho, y está construido en mármol y bronce.  

El poeta (1817-1901) aparece sentado en un banco en el centro del monumento y su aspecto es muy cuidado, dado el personaje ilustre que es. Coullaut-Valera nos muestra a la mujer en diferentes edades, que hace referencia al paso del tiempo. La que se encuentra en un plano más cercano es la Joven, que sujeta un libro de poesía abierto, y está apoyada en unos bajorrelieves donde hay unos amorcillos jugando. Uno de ellos le da la mano a la chica, lo que refleja cómo nos dejamos llevar por el amor en la juventud. La Madurez se inclina ante el poeta y le tiende unas flores, mientras que la Senectud se sitúa en el plano del monumento más alejado, escondido, como si de esa forma dejara el protagonismo a los más jóvenes.

El monumento está formado también por otras esculturas de bronce que flanquean ambos lados de la anterior. Representan las Doloras que compuso el autor, y aparecen “¡Quién supiera escribir!”, en la que una chica frente a un cura le pide que escriba un mensaje para su amado, y el “El gaitero de Gijón”, que aparece tocando su instrumento y con una expresión de dolor en la cara porque viene de enterrar a su madre.


Al ir caminando por el Parque, es posible que este monumento no sea uno de los que más llamen la atención, porque no está tan a la vista como las fuentes u otras obras, pero creo que es uno de los monumentos más enternecedores y mejor realizados de los que hay en el Retiro, que merece la pena ser visto en vivo por su gran detallismo.


¡Espero que ésto os ayude a conocer mejor el Retiro y a disfrutar de sus esculturas y jardines tanto como yo!


BIBLIOGRAFÍA UTILIZADA

·  - APARISI LAPORTA, L. M., Esculturas y otros elementos ornamentales en el Retiro, Madrid, Instituto de Estudios Madrileños, 2011.

·    - ARIZA MUÑOZ, C., Jardines del Buen Retiro, Madrid, Ediciones Doce Calles, S.L., 2001.

-   - DURÁN CERMEÑO, C., Jardines del Buen Retiro, Madrid, Ediciones Doce Calles, S.L., 2003.





ÁLVARO LUCAS CARMONA



Ricardo BELLVER, Monumento al Ángel caído, 1885. Bronce fundido. Parque del Retiro, Madrid.


El Ángel caído es uno de los monumentos más populares del Parque del Retiro. Se trata de una escultura realizada por Ricardo Bellver, uno de los grandes escultores españoles del siglo XIX y comienzos del XX.

Bellver realizó la obra en Roma, estando becado por la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Tuvo gran éxito y el propio Alfonso XII se encargó de sufragar los gastos para su fundición en bronce para que la obra pudiera participar en la Exposición Universal de París de 1878. Fue donada a la Villa de Madrid, y se decidió exhibirla en su emplazamiento actual, ocupando el espacio de la desaparecida Fábrica de Porcelanas del Buen Retiro. Para ello, se encargó la construcción de un pedestal, realizado por el arquitecto Francisco Jareño. Finalmente, el conjunto fue inaugurado por María Cristina de Habsburgo en 1885.

Centrándonos ya en la escultura realizada por Bellver, cabe destacar que su fama se debe en gran medida a la originalidad de su temática, una representación de Lucifer, siendo una de las pocas estatuas a él dedicadas en todo el mundo. Muy probablemente fue el poema épico de John Milton El paraíso perdido el que inspiró a Bellver para realizar la obra. En ella encontramos el cuerpo de un hermoso joven alado apoyado sobre unas rocas, replegado hacia atrás como si hubiera sido abatido. Trata de mantener el equilibrio con su brazo derecho, mientras que con el izquierdo cubre sus ojos cegados. Una serpiente se enrosca sobre su cuerpo y éste grita al cielo desesperadamente. La obra presenta un gran simbolismo que alude constantemente al mal. Un ejemplo es la planta ochavada de su pedestal, contrastando con el número siete, que simboliza la perfección de la divinidad.

José Urioste se encargó de realizar los surtidores que adornan el actual conjunto, siendo una de las fuentes más hermosas del Parque del Retiro. Se trata de una obra tremendamente trágica y magistral que impacta profundamente a quien la observa, favorecida por la bella perspectiva desde todos los puntos desde donde puede contemplarse. 

Javier MARIÁTEGUI y José TOMÁS, La Fuente de los Galápagos, 1832. Piedra caliza y bronce fundido. Parque del Retiro, Madrid.

La Fuente de los Galápagos es conocida también como Fuente de Isabel II, pues se realizó por encargo de Fernando VII para conmemorar el nacimiento de la futura reina. Actualmente se encuentra en la Plaza de Nicaragua, en la esquina noroeste del estanque, próxima a la Puerta de la Independencia. Sin embargo, la fuente estuvo ubicada originalmente en la Red de San Luis, hasta que en 1879 José Urioste decidió trasladarla a su actual emplazamiento.

Se trata de una obra conjunta, ya que fue diseñada por el arquitecto Javier Mariátegui, mientras que la realización escultórica fue realizada por José Tomás.  El conjunto está formado por un gran tazón circular de piedra caliza dividido en tres gradas, con decoración rústica. Los surtidores se asientan en cuatro salientes de las gradas, y los forman dos ranas y dos galápagos, de ahí el nombre de la fuente. Estas cuatro piezas presentan especial interés ya que fueron las primeras que se fundieron en bronce en Madrid. Del centro surge una gran columna con forma de palmera, realizada con piedra de Colmenar.

Alrededor del núcleo central encontramos cuatro delfines que actúan también de surtidores, cabalgados por cuatro niños o amorcillos. Las colas de dos delfines se enroscan en la columna central, creando un hermoso juego visual. Por último, cabe destacar que la obra está cargada de simbolismo, en este caso positivo, deseando un buen reinado a la futura reina. Destaca la presencia de las ranas, símbolos de la fertilidad, como deseo de la continuación de la monarquía borbónica en España.

Mariano BENLLIURE, Estatua del General Martínez Campos, 1907. Bronce. Parque del Retiro, Madrid.

Nos encontramos ante una estatua ecuestre realizada en 1907 por el escultor valenciano Mariano Benlliure. Es considerado como uno de los más destacados escultores del Realismo del siglo XIX, con una dilatada proyección en el XX. Benlliure también realizó la estatua ecuestre de Alfonso XII que corona su imponente monumento situado a escasos metros. El motivo que llevó a la realización de esta obra fue el de honrar al General Arsenio Martínez Campos, figura clave en la Restauración borbónica y destacado militar en Cuba y en las guerras carlistas. El monumento fue inaugurado por el rey Alfonso XIII en 1907.

Resuelta con un gran carácter realista, la estatua ecuestre presenta un gran valor artístico. En ella encontramos la figura imponente del militar ataviado con el uniforme de militar mirando al frente de forma serena. Su mano derecha se apoya en su pierna y con la izquierda sujeta las riendas, mientras que los pies se apoyan en las espuelas. No obstante, lo más destacado es la belleza del animal, que levanta su pata trasera derecha y agacha y ladea la cabeza debido a la fatiga.   

La obra escultórica, realizada en bronce, se asienta sobre un pedestal pétreo de tres cuerpos. Destaca el superior, que se aleja de los cánones clásicos y simula la forma de una roca, algo que tuvo gran aceptación. En él se encuentran relieves bélicos e inscripciones que conmemoran sus éxitos militares. Benlliure recibió la Gran Cruz del Mérito Militar por esta obra. 

Bibliografía y fuentes consultadas

GEA, M., Diccionario enciclopédico de Madrid, Madrid, Ed. La Librería, 2002.

MARTÍNEZ CARBAJO, A. y GARCÍA GUTIÉRREZ, P., Fuentes de Madrid, Madrid, Ed. La Librería, 2009.

PRECKLER, A., Historia del Arte Universal de los siglos XIX y XX, Madrid, Editorial Complutense, 2003.


*Además han sido útiles los carteles informativos del propio parque.

ANA ESCRIBANO LÓPEZ

Paseo de las Estatuas


El Paseo de las Estatuas del Retiro recibe su nombre por las numerosas esculturas reales que están dispuestas por todo el paseo, entre las que podemos encontrar las de  los monarcas Gundemaro, Chintila, Alfonso I de Castilla o Sancho IV de León y Castilla entre otras. Además, podemos encontrar muchas otras esculturas relacionadas con estas repartidas por numerosos puntos de la ciudad de Madrid y algunas otras capitales.

Debemos destacar que estas esculturas no guardan un orden cronológico, se mezclan dinastías, siglos, y casas reinantes de forma aleatoria. Fueron realizadas por varios autores bajo la dirección de los escultores de la Corte, Domenico Olivieri y Felipe de Castro. Como sabemos, nunca llegaron a su destino y se colocaron en distintos lugares de la ciudad (Plaza de Oriente, El Retiro, Puerta de Toledo) y algunas se llevaron a otras provincias.

En sus orígenes estas estatuas, más de un centenar, representaban a todos los monarcas de la historia española, incluidos cuatro emperadores romanos. Fueron realizadas durante el reinado de Fernando VI para ser situadas en la cornisa del Palacio Real de la Plaza de Oriente durante el siglo XVIII. Poco después de su colocación sobre la cornisa, el monarca Carlos III ordena mediante un decreto, fechado el 8 de febrero de 1760, su retirada y además,  el borrado de los nombres de los pies de las estatuas, para que no pudiesen ser reconocidos, acabando ocultas en los sótanos de Palacio. Este hecho, se explica por el miedo que tenía el monarca a la extensa historia dinástica española con la que no tenía ninguna vinculación, ya que su llegada al trono se produjo por la decisión de Carlos II de ceder, todos los reinos de las Españas, incluida América y Filipinas, al nieto del Rey de Francia.

En el año 1847, durante el reinado de Isabel II, se recuperan y restauran las estatuas por los escultores de Corte Francisco Elías y José Tomás, para su ubicación en parques y jardines, pero se da el problema de no saber a qué monarca representaba cada una de ellas, comenzándose a poner el nombre de una forma casi aleatoria, rápida e indocumentada. Como fueron realizadas para ser vistas desde una gran altura, apenas presentan detalles, pero tienen posturas y vestimentas diferentes, para provocar un efecto visual en el visitante al ver la representación de los distintos personajes.

Estas esculturas neoclásicas se caracterizan por el recuerdo de la escultura barroca, muy marcada en nuestro país. Debemos destacar la fundación de la Academia de Bellas Artes de San Fernando en 1752, que aunque sigue trabajando la escultura tardobarroca, comenzará a separarse lentamente de estas características, imponiendo normas estrictas para su realización. Entre estas normas encontramos la defensa de las esculturas con un diseño sereno, imitando el estilo de los escultores de la Antigüedad clásica, gracias a las pensiones dadas a los alumnos de la escuela para viajar a Roma, donde ampliaban sus conocimientos y se fijaban en los monumentos romanos presentes allí.
También se evitan los contrastes de claroscuro, dando un modelado suave y un acabado muy pulido, con materiales como el mármol blanco. Destacamos:

Berenguela de Castilla
Parque del Retiro

De GRANA, A., Berenguela de Castilla, s. XVIII, Piedra caliza, Parque del Retiro, Pª de Argentina, Madrid.

Berenguela I de Castilla (1180- 1246), fue la hija primogénita de Alfonso VIII de Castilla y Leonor de Plantagenet. Fue una mujer muy importante en la época, porque aunque fue reina regente de Castilla, mientras su hijo Fernando luchaba en la reconquista, también protegió a los monasterios y a la cultura que se encontraba en ellos.



Urraca I de León
Parque del Retiro




PASCUAL DE MENA, J., Urraca I de León, s. XVIII (1750-1753), Piedra caliza, Parque del Retiro, Pª de Argentina, Madrid. 

Reina de León y de Castilla (1109 – 1126). Hija y sucesora de Alfonso VI, y de la reina Constanza de Borgoña. Fue sucedida por su hijo Alfonso VII. Se casó en segundas nupcias con Alfonso I de Aragón, cuya unión fue anulada a causa de la consanguineidad de ambos. 



MARTÍNEZ, D. Alfonso I de Aragón, El Batallador, s. XVIII,  Piedra caliza, Parque del Retiro, Pª Argentina, Madrid.

Alfonso I , El Batallador,
 
Parque del Retiro
Alfonso I de Aragón el Batallador (c. 1073 –1134), hijo de Sancho Ramírez y de Felicia de Roucy. Ascendió al trono tras la muerte de su hermanastro Pedro I, siendo rey de Aragón y de Pamplona entre 1104 y 1134.
Destacó en la lucha contra los musulmanes,  extendiendo el Reino de Aragón tras obtener la conquista de Zaragoza. Temporalmente, y gracias a su matrimonio con doña Urraca, gobernó sobre León, Castilla, Toledo, Navarra y Aragón.







Bibliografía consultada: 
  •    ÁLVAREZ, M., Memoria monumental de Madrid, guía de estatuas y bustos, Madrid, 2003.
  •     CALATRABA ESCOBAR, J., SOLER VILLALOBOS, Mª P., MARTÍNEZ JUÁREZ, J., Historia del Arte, Madrid, 2009. 



DAVID MARTÍNEZ VILCHES
Ricardo BELLVER, El Ángel Caído, 1878. Bronce fundido. Parque del Retiro, Madrid.

Esta obra es, sino el más importante, uno de los ejemplos más significativos de la escultura monumental romántica española. Presentada como modelo en yeso por Ricardo Bellver (1845-1924) en la Exposición Nacional de Bellas Artes, ganó el primer premio y fue fundida en bronce. Tras estar en el Museo del Prado, se decidió su localización actual en 1880, disponiéndola sobre un pedestal realizado por el arquitecto Francisco Jareño. Finalmente, se inauguraría en 1885.

Formalmente, Bellver reflejaba en su obra la antítesis a la escultura clasicista: prima el desequilibrio, la tensión y el dramatismo mediante múltiples ejes que se oponen entre sí (los brazos, las alas, el cuerpo arqueado). Hay un tratado anatómico, especialmente visible en los músculos del brazo y del torso, que se consigue mediante un modelado suave.  Y especialmente destaca el movimiento: los cabellos al viento, el ala izquierda más levantada mientras que la derecha se desploma, y las serpientes que se enroscan en el cuerpo del ángel y abren sus fauces. Por todo ello, la influencia del grupo escultórico Laocoonte y sus hijos de la escuela de Rodas es notable.

Mediante los recursos anteriormente citados, Bellver capta el momento justo en que Lucifer es arrastrado hacia el mal, inspirado por los versos del Paraíso Perdido de John Milton. La temática se ajusta a los intereses del Romanticismo por el triunfo de la expresión y la fantasía, frente a la mesura y el racionalismo que propugnaba el movimiento intelectual anterior.

Victorio MACHO, Monumento a Santiago Ramón y Cajal, 1926. Granito y bronce. Parque del Retiro, Madrid.


Este conjunto escultórico incluye escultura exenta (la de Santiago Ramón y Cajal y la de la Medicina) y bajorrelieve (los paneles de la Fuente de la vida y la Fuente de la muerte) en un espacio arquitectónico sobrio. Se inauguró en 1926 en honor al célebre doctor que había obtenido a principios de siglo el premio Nobel de fisiología. El monumento fue realizado por Victorio Macho (1887-1966), que había ganado el concurso que había convocado la Real Academia de Medicina en 1922 para tan insigne médico.

La austeridad de las formas arquitectónicas (los leves retranqueamientos de los muros de los paneles; la escueta incisión en el pedestal donde se ubica la estatua de Ramón y Cajal) hace que la mirada del espectador se dirija únicamente a las esculturas y los relieves. En el centro del estanque aparece el homenajeado, ataviado con una túnica y reclinado, a la manera de los sarcófagos etruscos. Al fondo, en bronce, una escultura de Minerva sostiene una corona de laurel en clara alusión a la obtención del premio Nobel. Flanquean a la estatua dos bajorrelieves, uno titulado Fuente de la vida, que representa el nacimiento de un niño; y otro, Fuente de la muerte, en el que una mujer llora ante un cadáver.

Observamos cierta continuidad de la tradición clásica en las formas: la incisión del pedestal se parece a las volutas del orden jónico, el tratamiento del peplo de Minerva recuerda a la técnica de los “paños mojados”. Por otra parte, el modelado de las figuras se aparta del clasicismo, y se opta por destacar fuertemente la anatomía y los pliegues de las telas, creando un efecto de luces y sombras.

Victorio MACHO., Monumento a Jacinto Benavente, 1962. Granito y bronce. Parque del Retiro, Madrid.

Este monumento fue encargado a Victorio Macho (1887-1966) por la Sociedad General de Autores en 1854, año de la muerte de Jacinto Benavente. El monumento consta de un alto pedestal de granito, sobre el que se levanta una cariátide que alza en sus manos una careta como las que se utilizaban en la Antigüedad clásica para las representaciones teatrales. En el frente del pedestal hay un mediorrelieve en bronce con la efigie del escritor rodeada por una corona de laurel (en alusión a la obtención del premio Nobel); y en los otros lados del pedestal, en relieve hundido se representan, en su contorno, a personajes de la obra de Benavente: Crispín, la Malquerida y el Drama.

En general observamos la influencia de la Antigüedad clásica en la escultura de la cariátide, en el tratamiento del peplo; pero su modelado no es suave, sino que la superficie, si nos acercamos, es áspera, lo que crea un interesante efecto de plasticidad. El retrato de Jacinto Benavente, de perfil y dentro de una corona de laurel, está tomado de la retratística del Renacimiento. En cambio, los relieves de los demás lados del pedestal, aunque clásicos en su representación, son esquemáticos.

En conclusión, esta obra (al igual que la anteriormente comentada, el Monumento a Santiago Ramón y Cajal) sintetiza las características de la obra de Victorio Macho: austeridad en la composición y renovación formal a la vez que clasicismo.

Bibliografía consultada

AA.VV., Del neoclasicismo al impresionismo, Madrid, Akal, 1999.
AA.VV., Manual del arte español: introducción al arte español, Madrid, Sílex, 2003.
GINER, V. (dir.), Enciclopedia de Madrid, Madrid, Giner, 1988, vol. I. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario