jueves, 28 de noviembre de 2013

Gauguin y Tahití

Este pintor fue dos veces a Tahití, viajes que le marcaron profundamente en su estilo pictórico. En el primer viaje, de 1891 a 1893, fue en el que se convirtió en el gran colorista que conocemos, con cuadros maravillosos en los que combina colores que en un principio nos resultarían fuertes, extraños unos al lado de otros. Los colores que vemos en sus cuadros, en los realizados en este primer viaje, son el producto de la luz directa del Sol, unos colores que eran reales aunque por su variedad y características encajan perfectamente dentro del mundo impresionista.

Este es un cuadro que refleja una escena religiosa con un rico colorido en el fondo de la misma.


la Orana María (Dios te salve, María), hacia 1891 - 1892.


Aquí podemos ver a unas jóvenes que se bañan desnudas en el mar. Gauguin emplea la vegetación y el mismo mar para aumentar el colorido.


Fatata te mití (A la orilla del mar), 1892.


En la siguiente imagen vemos reflejado el exotismo de este lugar, belleza que contrasta con la mala situación por la que pasaba el pintor, enfermo.


Mata Mua (En otro tiempo), 1892.


Las figuras de más abajo destacan por la serenidad que transmiten, dando la apariencia de estar en una situación íntima y tranquila, de descanso y confianza.


Nafea Faaipoipo (¿Cuándo te vas a casar?), 1892.


Entre 1895 y 1903 regresó a Oceanía, donde pasó sus últimos años de vida y pintó sus últimas obras. El arte de esta última época es una reivindicación de lo natural de los materiales empleados en la creación pictórica, incluso con materiales baratos que debía emplear Gauguin debido a su mala situación económica.

Aquí vemos una pintura que tiene un aire enigmático, con una paleta de colores grises que denotan el mal estado de ánimo de Gauguin, que pocos meses después intentaría quitarse la vida.


Te rerioa (El sueño), 1897.



Este posee una mayor sensualidad que los desnudos anteriores de jóvenes tahitianas.


Nevermore, 1897.


En este caso nos encontramos ante una tela con una gran explosión de colorido que mezcla lo impresionista a la derecha y lo sintetista a la izquierda.


Bañistas, 1897.


Por lo tanto, vemos cómo este pintor no sólo es impresionista, sino que muestra otros estilos en los que el trazo, el dibujo adquiere más importancia, con una pintura plana, como Toulouse-Lautrec en parte de sus obras.


Aquí vemos un ejemplo del marcado carácter impresionista de muchas de sus obras, más similar a otros autores del mismo género como Manet, o Pissarro, quien fue su mentor.


Primeras flores, Bretaña, 1888.

BIBIOGRAFÍA

BUENO FIDEL, Mª J. "Gauguin 1848 - 1903" en FAERNA GARCÍA-BERMEJO, J. Mª. La era de los impresionistas, 3 (1994), pp. 24 - 38; 44 - 48.

miércoles, 27 de noviembre de 2013

Degas y el hipódromo

Al igual que en una entrada anterior de Degas sobre las bailarinas de ballet, también hizo otras series, como la que aquí nos atañe, la referente a la del mundo de los caballos y de las carreras.

Degas sentía una gran atracción por los temas modernos, de la época, así como por la cultura inglesa, donde tenían una gran importancia las carreras de caballos, entretenimiento muy extendido también en Francia durante el reinado de Napoleón III.


Para realizar estas pinturas estuvo ampliamente influenciado por la obra de Gustave Moreau, Géricault o Alfred de Dreux, usando sus técnicas para reflejar el colorido de los trajes de los jockeys, los movimientos de los caballos y el ambiente tenso de antes de la carrera. 

Pasamos de una composición centrada que transmite tranquilidad mediante los colores del primer cuadro (solamente rota por el caballo que galopa al fondo de la composición) a otras de más dinamismo, colores más fuertes, destacando la última que abajo podemos ver por el encuadre diferente, completamente vertical, además de por la importancia que da al espacio, al fondo.


El desfile, 1868 - 1869.


La pista de carreras. Jockeys aficionados junto a un coche, 1876 - 1887.


Jockeys antes de la carrera, 1879.

BIBLIOGRAFÍA

IMBERNÓN GARCÍA, Mª J. "Degas 1834 - 1917" en FAERNA GARCÍA-BERMEJO, J. Mª. La era de los impresionistas, 6 (1994), pp. 31 - 35.

martes, 26 de noviembre de 2013

HENRI DE TOULOUSE-LAUTREC (1864-1901)

Pintor impresionista que procede de una familia noble marcada por la consanguinidad, fue contemporáneo a otros pintores como Van Gogh o Bernard. En las fotografías que tenemos de él vemos la diferencia de tamaño entre las piernas, propias de un niño, y el resto de su cuerpo, que era el de un adulto, debido a problemas de calcificación relacionados con la consanguinidad (cuando se cayó y se rompió el fémur, no siguieron creciendo).

Esta deformidad le provocó una gran infelicidad, lo que derivó en un agudo alcoholismo que desembocaría en su muerte.


Fotografía del artista tomada en casa de su madre.


Tenía un gran interés por el dibujo y la pintura, de modo que desde temprana edad tuvo formación por parte de grandes artistas, como León Bonnat. Cuando finaliza sus estudios con éste, decide ingresar en la academia de Cormon, donde conoce a Van Gogh. También entra en contacto con Degas, cuya obra le influyó en gran medida, que trabajaba en el mismo edificio donde él se fue a vivir durante sus estudios en la academia.

Toulouse es el típico pintor bohemio de la época, que incluso tuvo un gran interés y participó en lo que era la noche francesa y el cabaret. Incluso fue el encargado de la creación del cartel del Moulin Rouge cuando abrió.

Respecto a su obra, en sus inicios  tiene unas pinceladas más sueltas, alargadas, con una gama de colores limitada y cuyos temas eran básicamente su familia, con poca atención al paisaje.


El Conde Alphonse de Toulouse-Lautrec, 1881.

También realiza un gran número de retratos, unos donde predomina más el color (más impresionistas) y otros donde el trazo, donde el dibujo, es lo que predomina, con colores no difuminados, con mayor solidez. Este hecho también es aplicable al resto de sus obras, no sólo a los retratos.


Louis Pascal, 1893.


Como ya mencionamos anteriormente, Toulouse fue el creador del primer cartel del Moulin Rouge, pero también fue artífice de numerosos carteles publicitarios, con una gran estilización de la imagen y pinturas planas.


Cartel del Moulin Rouge

Debemos hablar también de la serie de litografías conocida como Ellas, de colores vivos, en general claros y que tratan sobre escenas cotidianas de las prostitutas parisinas.


En el salón de la Rue des Moulins, 1894.



Para finalizar, en los últimos años de su vida, la pintura de este autor cambia totalmente, pasando a ser más lóbrega, oscura, pero más cercana al impresionismo, presentando un mayor interés en la forma y el volumen de las cosas.


La modista (Louise Blouet d'Enguin), 1900.


BIBLIOGRAFÍA

FAERNA GARCÍA-BERMEJO, J. Mª. "Toulouse-Lautrec 1864 - 1901" en La era de los impresionistas, 2 (1994).