Estos dos pintores fueron contemporáneos y
podemos seguir la relación que mantuvieron a lo largo de muchos años de sus
vidas y de duro trabajo mediante elementos como su correspondencia o la que
tenía Pissarro con otras personas como su hijo Lucien.
A pesar de lo que podemos pensar a raíz de lo
expresado en el párrafo anterior, no siempre tuvieron una estrecha relación. En
1892 la esposa de Pissarro, Julie, pidió una gran suma de dinero a Monet para
poder comprar la casa en la que llevaba viviendo alquilada con sus hijos y su
marido desde hacía diez años, en Éragny, hecho que aunque Monet accedió,
siempre fue un recuerdo desagradable para Pissarro. Es más, en sus últimos días
de vida, cuando estaba postrado en la cama y delirando por la enfermedad,
seguía acordándose de esta deuda creyéndola impagada cuando no era así.
Como podemos ver, en un principio la relación
entre ambos no era mala, era de respeto y cordial amistad, pero con el paso del
tiempo se enfrió. Pissarro centró su atención en los neoimpresionistas, entre
los que destacaba sobre los demás su relación con el pintor Georges Seurat.
Mientras admiraba este tipo de pintura, solamente tenía malas opiniones de los
que antes eran sus compañeros de estilo, como Monet, de quien criticaba sobre
todo sus series, creyendo que era una
infravaloración del propio arte, aunque Pissarro es el pintor que tiene en su
haber la serie más amplia jamás realizada, la de Bazincourt, que consta de más
de 300 piezas.
En 1890 comienza el acercamiento con Monet,
aunque a Pissarro nunca le agradó el hecho de que su compañero tuviese mucho
más éxito que él. A pesar de todo, y tras largo tiempo criticando obras de
Monet tales como su serie de Almiares,
acabó aclamándolo como al que más y usando sus obras como base de las suyas, en
un principio queriendo mejorarlas, y posteriormente incluso admitiendo la
superioridad del otro en su serie de Ruán,
siendo un punto de encuentro entre las obras artísticas de ambos, ya que Monet
pintó numerosas veces la catedral y Pissarro, además de esta última, pintó los
puentes de esta ciudad. Es destacable mencionar el hecho de que Pissarro se
sentía tan inferior a Monet respecto a sus cuadros de la catedral que el suyo
lo mantuvo oculto al público.
El último punto de encuentro fue El Havre, ciudad
donde Monet creció como artista y en la que Pissarro se fijó para realizar
cuadros industriales y de los vapores que llegaban a la misma.
Almiares, mañana, Éragny, 1899, Camille Pissarro.
Almiares (finales de verano), 1890 - 1891, Claude Monet
BIBLIOGRAFÍA
SOLANA, G. (2013), Pissarro, Museo Thyssen - Bornemisza, Madrid.
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